
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y la que nos protege de factores externos.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y la que nos protege de factores externos como son la temperatura climatológica, posibles infecciones bacterianas, así como de agente externos contaminantes. Por ese motivo hay que cuidarla como a cualquier otra parte de nuestro cuerpo.
Si quieres saber que necesita nuestra piel, sigue leyendo y toma nota.
Los 3 pasos fundamentales para el cuidar de nuestra piel son limpiar y exfoliar, hidratar y proteger.
Vamos a hacer un poco de hincapié en cada uno de ellos y darte algún consejo para que puedas llevarlos a cabo.
Limpiar y exfoliar.
Ya sea en la mañana o en la noche, eso le dejamos tu elección, tomar una ducha a temperatura agradable con un jabón que sea de Ph neutro, y a poder ser de ingredientes naturales nos ayudará a mantener nuestra piel limpia, además de sentir el efecto relajante del
Usar un jabón con Ph neutro contribuye a evitar que nuestra piel pueda sufrir de posibles irritaciones que a veces pueden causar geles de fuerte aroma o de altos componentes químicos.
Pero una ducha no es suficiente para limpiar nuestra piel, por eso cada 10 días aproximadamente debemos exfoliar nuestra la piel de nuestro cuerpo para así eliminar impurezas y residuos y evitar posibles problemas de acné, en cara y espalda por ejemplo, así como acumulación de sebo o células muertas.
Los exfoliantes suelen ser geles de textura granulosa. Gracias a este granulado podemos retirar la suciedad más incrustada en la piel y que con la ducha no conseguimos eliminar. También puede exfoliar la piel de forma casera añadiendo a tu gel de ph nuetro café o azúcar moreno y masajear todo el cuerpo en el momento de la ducha.
Hidratar.
Tener una piel hidratada significa que nuestra capa protectora va a estar más fuerte y flexible para protegernos de agentes externos. Además, tener una piel hidratada nos beneficia, ya que así podemos evitar problemas de sequedad, que puede conllevar a esos picores indeseados. Previene de la sequedad del calor de verano así como del frío del invierno, nos aporta brillo, y ayuda a reducir la aparición de imperfecciones y arrugas.
Pero, el simple hecho de mojar la piel no basta. Conseguir una buena hidratación conlleva tener una buena alimentación a base de una dieta sana y equilibrada en la que debemos incluir la ingesta de agua e intentar reducir bebidas alcohólicas. Debemos realizar también deporte de forma regular, siempre adaptado a nuestras capacidades, y por supuesto evitar el consumo de tabacos u otra sustancias.
En nuestra rutina debemos incluir también el uso de cremas hidratantes que no aportará un plus de hidratación a nuestra piel. Siempre debemos usar una crema hidratante apropiada a nuestra piel, ya que hay diferentes tipos.
Proteger.
Y como no, protección. Debemos proteger nuestra piel de factores externos para que ella a su vez nos proteja del sol, del calor, de bacterias y de más.
En cuanto a la exposición solar, debemos saber que exponer nuestra piel al sol es una de las maneras más fáciles de obtener Vitamina D, una de las vitaminas esenciales para la salud ósea entre otros beneficios que aporta, pero siempre debemos hacerlo en horas donde el sol no esté en su punto más alto y así evitar, quemaduras, deshidratación y posibles calambres musculares e insolaciones.